Nuevo año, nuevas metas
Y es verdad, no hemos ido al gimnasio más allá del primer mes, el inglés o cualquier otro idioma que nos propusimos aprender o mejorar siguen siendo la asignatura pendiente. Tampoco hemos adelgazado, ni hemos viajado más, ni hemos quedado con esa persona a la que siempre decimos «A ver si nos vemos más este año» cuando la felicitamos en Nochevieja por WhatsApp.
Pero tampoco hay que agobiarse mucho. Lo bueno de una lista de propósitos es que, se cumplan o no al final del calendario, tiene algo motivador que nos anima a seguir creciendo, a seguir caminando y a mantener la ilusión de que somos capaces de lograr lo que soñamos. Y eso siempre es bueno, ¿no? Imagina qué gris sería tu vida si no tuvieras metas, aunque sepas que son inalcanzables.