Del 9 de octubre de 2024 al 10 de marzo de 2025. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid
Lejos de las interpretaciones reduccionistas, la exposición Esperpento. Arte popular y revolución estética explora el potencial revolucionario de este concepto a partir de sus dispositivos visuales y de su intercambio constante con diversas formas de cultura popular, además de en su sincronía con otros movimientos artísticos en Europa o América Latina.
De este modo, la muestra comprende un variado repertorio de documentos de archivo y objetos, que incluyen procedimientos y formatos tradicionales que influyeron en la creación formal del esperpento: el romance de ciego y las aleluyas, la prensa satírica, el teatro de revista y la zarzuela, o los primeros dispositivos precinematográficos.
Además, se reúnen destacadas obras de artistas españoles como Eugenio Lucas Velázquez, José Gutiérrez Solana, María Blanchard, Antonio Fillol Granell, Alfonso Rodríguez Castelao, Laxeiro (José Otero Abeledo) o Rosario de Velasco, e internacionales, como Umberto Boccioni, José Clemente Orozco, André Masson o Caspar Neher.
Para Teresa Velázquez, que forma parte del equipo curatorial de la exposición junto a Pablo Allepuz, Rafael García, Germán Labrador, Beatriz Martínez-Hijazo y José A. Sánchez, «la visión esperpéntica de Valle-Inclán reflejaba la miserable realidad de la España del momento a través del prisma o distorsionada por un espejo cóncavo. La deformación es pues uno de sus rasgos. Cuando se gesta el esperpento hay otros movimientos del contexto europeo que también están ensayando técnicas que están emparejadas con lo grotesco.
Técnicas como el distanciamiento, el extrañamiento o la deformación. Creo que la diferencia entre el esperpento y esas otras formas es la manera en que éste logra entrelazar la vivencia de lo cotidiano, la estética y las problemáticas históricas. Eso es lo que lo define. Es, por tanto, una forma genuina de grotesco que se da solo en España. Valle-Inclán decía que el tono de su escritura no lo daba la palabra, sino el color, por eso esta exposición intenta explorar esa intención plástica del esperpento».
Analogía histórica
Velázquez recuerda que la forma en que Valle-Inclán «despliega el esperpento en Tirano Banderas y El ruedo ibérico es la analogía histórica, quizá la piedra angular de su crítica infatigable a las dinámicas del poder que subsisten a través del tiempo». Así, si la primera novela explora los autoritarismos a través de un arquetipo universal de dictador, en El ruedo ibérico las correspondencias entre los prolegómenos de la Primera República y los de la Segunda son inevitables, porque Valle-Inclán está de alguna manera sugiriendo, aludiendo, anticipando y transmitiendo los problemas estructurales que tiene España en el momento en que está escribiendo, que es precisamente aquel en el que se están dando los primeros pasos hacia la Segunda República.
«Valle-Inclán escribió: ‘Cuanto más lejana es la ascendencia hay más espacio ganado al porvenir’, y esa frase me viene continuamente a la cabeza al ver la exposición –destaca la comisaria–, porque lo que se pretende con ella es que el visitante no solo conozca el contexto del siglo XX, sino que haga también esa traslación entre circunstancias, y que pueda explorar el binomio entre cultura popular y revolución estética, pero también hacer las correspondencias entre un siglo y otro, en este caso no entre el XIX y el XX, sino entre el XX y el XXI. Esta es la idea de esta muestra».