Mario Vargas Llosa concluye su trayectoria como columnistaMario Vargas Llosa concluye su trayectoria como columnista
Titulado como la columna, “Piedra de toque”, el artículo destaca la innovación que en materia de medios de comunicación significó la aparición de este diario, en especial por la veracidad de la información. “Las cosas de las que se daba cuenta en los textos correspondían a una verdad que podían verificar los lectores mediante sus conflictos con la realidad siempre cambiante”, escribe el autor nacido en Arequipa (Perú) en 1936.
También habla sobre los inicios, en 1990, de su columna, que empezó a escribir a instancias de Joaquín Estefanía, quien acababa de asumir la dirección del diario. “Pocos días o semanas después, al opinar sobre un asunto en el que el diario mantenía una línea diferente, Jesús de Polanco defendió mi posición en contra de la línea del periódico, argumentando que los columnistas del diario tenían derecho a la defensa de sus opiniones, tanto si estas eran adversas o simpatizantes con las del propio diario”.
A los jóvenes que colaboran en la prensa diaria les da el consejo de “decir y defender su verdad, coincida o discrepe con lo que el diario defiende editorialmente”, y resalta el ejemplo de El País. “Así como la Transición española sirvió a muchos países del otro lado del Atlántico que se inspiraron en ella al dejar atrás sus dictaduras y democratizarse en la década de los ochenta, El País también fue una referencia para los diarios que recuperaron su libertad o se fundaron en la nueva etapa democrática”.
Habla sobre la evolución de su pensamiento, patente en esas columnas publicadas a lo largo de tres décadas: “En muchas cosas he sido consistente a lo largo de las décadas y en otras he ido variando mi manera de pensar. Y quizá ese es el mérito de las columnas que duran tantos años: transparentar el debate que un columnista tiene consigo mismo a lo largo del tiempo cuando se esfuerza por acercar sus ideas a la realidad, que es siempre cambiante en función del contexto”.
El autor de La ciudad y los perros escribió por primera vez su columna en diciembre de 1990 bajo el título “Elogio de la Dama de Hierro”, un retrato de la primera ministra británica Margaret Thatcher, elaborado tras varios encuentros con ella. En este texto, analizaba su legado cuatro días después de su cese en el cargo.
En octubre, Vargas Llosa también se despidió de la novela con un breve mensaje al final de Le dedico mi silencio, su obra m reciente en ese género. “He decidido que esta sea la última novela porque hacerlas me toma tres o cuatro años y, aunque me crea un Matusalén, no aspiro a vivir tanto”, escribió, al tiempo que anunció que publicará un último libro, en este caso un ensayo sobre Jean-Paul Sartre.