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Viernes, 11 Diciembre 2020 11:25

Bandas sonoras - Publicado en Diario Alerta

Tiempos duros para todos, para todo. Nada puede añadirse a lo ya hablado, visto, oído y aprendido acerca del Covid-19, salvo la esperanza de la vacuna. Quedan y estarán para siempre las miles y miles de historias personales anónimas, dolorosas e irreparables que, en estas fechas, adquieren una dimensión emocional difícilmente descriptible. No obstante, la vida también nos carga la mochila con estampas imborrables que nos transportan a momentos felices. Uno de ellos, de esos momentos, era ir al cine que no era solamente ver la película, no, había una liturgia previa que comenzaba con acercarse a la ventanilla por la mañana para sacar las entradas de alguna sesión de tarde.

El portero cortaba los boletos, requisito aduanero indispensable que permitía el acceso a la sala que olía a cine. El acomodador te colocaba en la fila y butaca correcta, gesto correspondido con alguna generosidad. Al cabo de unos minutos las luces eran amortiguadas, los murmullos silenciaban y ¡comenzaba el espectáculo! Todo lo antedicho ocurría muchos años, incluso más de un siglo, después de que los hermanos Lumière inventaran el cinematógrafo. Luego, más tarde, lo ya conocido a raíz del advenimiento de la televisión junto a otras cuestiones. El cine cambió porque en el mundo hubo cambio de hábitos, como ahora están cambiando. Las plataformas digitales son el nuevo cine en el salón de casa.

Ya cuando el cine todavía era mudo se proyectaba con música en vivo. Quiero decir que una película sin composición melódica es cine, pero visto de otro modo. Los estudios cinematográficos supieron desde el primer momento de la excelencia de una buena banda sonora. Compositores de relieve, orquestas sinfónicas, voces impagables, se hicieron imprescindibles, adquirieron fuerza, tomaron papel protagonista en las películas. Quien más quien menos guarda en su interior la banda sonora de una película incluso sin haberla visto. Es esa música que uno tararea mentalmente mientras hace cualquier cosa, o aquella otra que recordamos por quién sabe qué en particular.

En estas fechas suelen aparecer listas de lo mejor del año: películas, goles, programas de TV, y, naturalmente, las bandas sonoras más premiadas en tal o cual certamen. Seguramente los expertos que elaboran esos inventarios tienen suficientes conocimientos y argumentos para dictaminar cuáles sí deben figurar y cuáles dejar fuera de las clasificaciones.

Suele suceder que en la confección de este tipo de ranquin no se tienen en cuenta las emociones. Se manejan factores técnicos, innovaciones, tema musical de fondo, de cierre, en fin, lo que es la estructura. Se supone que así debe de ser. Sin embargo, quien puede negar que, precisamente en estas fechas, la banda sonora que ronda permanentemente en la cabeza es la del anuncio de la Lotería de Navidad, el del ‘calvo’, claro. Los puristas dirán que, hombre, un anuncio…, y sí un spot es una película cortita con argumento.

 

PUBLICACIÓN ORIGINAL: Columna "Bandas sonoras"

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